5 de diciembre de 2008

La relajación contemplando un cuadro (IX)

He de reconocer que estas secciones de mis cuadros –por primera vez en la red de internet- pueden parecer partes independientes, pero son solo unas fragmentos de ese todo en que se convierte la obra completada. 

Son cuadros para verse en formatos grandes para dejar una "visita" al subconsciente del espectador….y su imaginación vuele en libertad sacando “sus propios mundos y monstruos” pero desde aquí nos conformaremos verlos de estas maneras.

 De no poder mostrar mi trabajo en sus verdaderos tamaños a esta fórmula que he empezado a presentaros va un trecho, pero para esto tengo a los que en teoría debieran colaborar en  el desarrollo cultural de mi ciudad, pero que lo único que hacen ya desde hace muchos años  es: coloquialmente “joder la manta” y repartir los “caramelitos” entre los artistas del compadreo, o colectivos de señores y señoras que para ellos la pintura es un hoby  y que se juntan para exponer en las salas “oficiales”. Recomiendo al lector cualquiera de esas inauguraciones donde podrá disfrutar del desfile de ropajes para el ágape y las permanentes de peluquería, recién hechas para la ocasión……..

 Que mi arte no tiene nada que ver con lo que se hace en esta ciudad, ya ha quedado bastante claro si dais un repaso a las críticas y comentarios que se pueden consultar en cualquier hemeroteca o simplemente viendo desde aquí mis obras.

Que el Ayuntamiento de Pamplona demuestra al mundo de lo que es capaz con su censura a mis formulas de trabajo….pues allá ellos, mi trabajo y mis esfuerzos por mejorar llevan un camino de libertad totalmente diferentes por la forma y curiosamente por los resultados de acercar el arte a los ciudadanos, frente a sus escasos conocimientos y desinterés en los que se mueven (delegando en empresas la organización de eso que llaman cultura, confundiéndola con el ocio y el entretenimiento) y aunque desde instancias superiores ya se lo explicaran –que sus comportamientos no son de recibo, ellos se hacen los sordos,-curiosamente ninguno padece de semejante mal y tampoco llevan sonotones-, para ellos el arte es un adorno, como un florero para sus estadísticas,  lo único que saben vender (por lo manido y conocido) al mundo exterior como cultura (¿?) los consabidos Sanfermines (ya de por si bastante degenerados), donde y por experiencia os digo –Nunca se os ocurra montar una exposición- La gente curiosamente (sería para un estudio psicoanalítico aparte) durante este espacio limitado de tiempo (del 6 de Julio al 14 de Julio) solo piensa en que tiene carta blanca para darse al jolgorio y la bebida –bien y mal digerida- Recluyéndose en el más absoluto silencio en cuanto terminan y mirando recriminatoriamente al que sigue de fiesta cuando ya no la hay (sic).  

Vamos, que si durante todo el año el personal no mira un cuadro salvo rarísimas excepciones, en sanfermines podríamos decir que es un “milagro”.

Si alguno se extraña de ver como llego a semejantes conclusiones, decirle que la experiencia personal al hacer tres exposiciones durante dichas fiestas –por mi cuenta, en local privado y en una de las zonas más céntricas de la fiesta- hace que así lo comprobara.

Pero vamos a dejar esta radiografía de la Gris Pamplona Cultural en Sanfermines y disfrutemos de este cuadro del 2002, que para prohibir mi arte y mis conocimientos al alcance de mis ciudadanos ya tengo a mi Excmo Ayuntamiento con su “gran inteligencia supina” y sus dictatoriales formas de actuar y que podéis comprobar –informándoos de lo que aquí narrado-.

(Continúa al final del visionado del cuadro de hoy con un texto explicativo del Sr Rebolé)

 

EL CUADRO EN ROSA 2002

Extrañas formas surgen de este océano psicodélico, donde predominando las aguas rosas en movimiento




























 Y para despedida de mis lectores les dejo con este escrito de REBOLE y publicado en el 2004
en el que descubriréis algo más para entender cuando digo comportamientos dictatoriales del Ayuntamiento de Pamplona y mi aislamiento tras mi trabajo en DESPERTANDO LA CIUDAD, QUE MÁS BIEN PARECE QUE  PREFIERAN QUE TODOS ESTEN BIEN DORMIDOS O ATONTADOS


 OPINIÓN 
 Defensa del pueblo 
 
 
 
 SEGURAMENTE lo mejor que alguien puede decir de un político es esto: es defensor/a del pueblo. Desde el primer día de la democracia esta fue para los mejores la tarea más noble. En Navarra tenemos una defensora del pueblo, que emana de nuestro Parlamento.
 
 Pero, es evidente, si hay defensora del pueblo navarro, es porque hay quien ataca, humilla y viola los derechos del pueblo. ¿De quién y por qué nos tiene que defender? Sencillamente: de las múltiples agresiones, frecuentes prepotencias o atropellos que contra los ciudadanos individuales se cometen desde el poder público. Sí, desde el ámbito del gobierno y su aparato frío o interesado de administración del poder. Aún más claro: en múltiples ocasiones la máquina poderosa, al servicio del gobierno, atropella los derechos de las personas, a las que debía servir y ayudar. Eso de que son servidores del pueblo ya se lo creen pocos.
 
 No sé si nuestros gobernantes y los que les rodean atropellan más o menos que otros. Probablemente igual, ya que todos se creen en posesión de la verdad rotunda. Y la verdad auténtica es muy frágil. Las verdades cargadas de prepotencia son negras nubes de tormenta. Las verdades contundentes se convierten fácilmente en mentira y en violencia contra los débiles; en pretexto para cualquier injusticia.
 
 Cada año algunos ciudadanos, seguramente en porcentaje ínfimo, como punta de iceberg, no nos resignamos a ser vejados por el poder. Acudimos a la defensora del pueblo, casi siempre agotados de recorrer antes pedregosos caminos inútiles. Como lo diría Unamuno, dejamos cansados en sus manos abiertas "nuestras intrahistorias". Le llamamos esperando que comprenda que el ser humano, cada persona concreta, es definida por la conciencia de sus sentimientos. Lo que algunos le entregamos suelen ser despojos doloridos, con las marcas de las suelas de gente poderosa que antes los ha pisado.
 
 Así, ella se convierte en la recogedora última, quijotesca, de agravios. Machado, por boca de Mairena enseñó que la idea suprema de democracia ha de ser "que nadie es más que nadie". Esta es la utopía a que algunos aspiramos contra toda evidencia.
 
 Una vez al año al menos nuestra defensora va al Parlamento y en cientos de páginas condensa las llamadas que han llegado a su puerta. Su informe describe el otro lado de la realidad, los rincones oscuros del paraíso navarro.
 
 Los que anhelamos respirar un aire social más limpio y creemos que si no se respetan los valores y derechos de toda persona sólo puede haber caricatura de democracia, pensamos que el día en que la defensora expone en el Parlamento "la otra realidad" debe ser un momento importante. Yo creo que ese día los grupos políticos debían estar con los cinco sentidos en su tarea. De esta intervención, para mí crucial, debieran salir las mejores iniciativas y leyes para servir al pueblo navarro.
 
 Este año nuestra fina defensora dijo que "a la administración pública y a algunos de sus responsables les falta voluntad de servicio". Lo avaló con cuatrocientas páginas que describen cómo actúan o no actúan algunos departamentos del gobierno. Expresamente denunció "obstaculización".
 
 Lizarbe calificó de "impresentables" algunos comportamientos del gobierno. Alli los situó "al margen de los valores democráticos constitucionales". Pregunto: ¿todo esto es juego floral o realidad? Entonces saquen consecuencias elementales y propongan leyes.
 
 Aunque ustedes no lo crean, de estas cosas no se habla. Que pase la tormenta. Ese día los periódicos no sacaron en sus portadas este lado de la Navarra real. Justo salió una breve nota de agencia en páginas interiores. ¿No salió en los medios porque no interesa o no interesa porque no salió? ¿O no interesa que interese?
 
 En una democracia sana, del informe de la defensora del pueblo debían salir iniciativas y estupendos proyectos de ley que hagan una Navarra menos paradisíaca para algunos y más humana para todos. Y también una nítida reprobación de quienes se comportan como queda documentado. Es demasiado evidente que algunos no debían estar donde están, porque mienten cuando dicen que sirven al pueblo.


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