1 de abril de 2012

Natxo Zenborain y los Gamusinos. Por: Macías Berenguer Ivars.


Natxo Zenborain y los Gamusinos. Por: Macías Berenguer Ivars.

dibujo


El sueño solo, confía al hombre todos sus derechos para la libertad. Gracias a él, el sentido de la muerte es apenas misterioso y el de la vida, se hace insignificante.
De La Révolution Surréaliste.

“He tenido un sueño”, diría él apresurándose al encuentro, antes del primer café de la mañana. Se lo comunicaría ágil, bostezando a sus compañeros de piso, a su pareja, a sus hijos o a su mascota, incluso a cualquier desconocido, ¡a un público si se prestara!. Hay que desembozar esta gana de transmitir lo que se vive en brazos de Morfeo y, antes de que caduque en la memoria, compartirlo. No se vuela todas las noches enganchado a un molinillo color fucsia con aspas pobladas de mandriles perezosos. Así aterrizaría él en Pamplona hace un triángulo bisiesto, linda fecha, justo cuando eclipsa la euforia en lo anodino.






Os presento a alguien que persigue un rastro de miguitas para dejarlas donde las encontró o en otra parte, mutadas. Se trata de Natxo Zenborain y lo conocí en la madriguera de un conejo preocupado por el tiempo. En este artículo, los relojes no se acuerdan.
- Me duele la oropéndola- dijo el marqués, agitado.
- ¿Por qué?-contestó el grumete, a la bartola.
- Me duele nombrar algo que así, tan de bello,
                                                                           desconozco.

                                                                                                W. E. Oriole (1923)

 Natxo Zenborain y los gamusinos. Por: Macías Berenguer.
 paisaje-urbano                                                                                                    
Adam Cawood, habiendo sido exitoso niño cantor y mejor cocinero, decidió probar suerte en otro país. Entonces, él mismo provocó el cambio precipitándose en los mapas y todo fue sencillo, propicio, una ciudad le ofreció modesta buhardilla donde leía, aprendía castellano y cocinaba curry con cordero. Se compró una planta de chile habanero y la colocó en la cornisa que daba a la cocina, las ventanas vaticinaban primaveras. Un día de viento la plantita decidió emanciparse con el ulular y Adam sólo se dio cuenta de ello once horas después, cuando la fue a regar y ya no estaba. -¿Ha observado usted el momento exacto en que el maíz se rompe en palomita?-.  Adam no pudo prever que los gamusinos andaban sueltos.
                                                                       …

fotodieciseis
Zenborain carraspeó, se acomodó casi por impulso las gafas, y lanzó una mirada recriminatoria a la periodista novata.
- Vamos a ver, señorita, -dijo él en un ataque de vergüenza ajena,-¿usted no se ha aprendido la lección antes de venir acá?, se les envió hace semana y pico un catálogo de mi obra con biografía incluida. ¿Cómo se atreve a preguntarme que dónde nací?
- Es que aquí pone que usted aterrizó en Pamplona en el año sesenta pero antes de eso…no consta nada. ¿Desde dónde voló usted y por qué?











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http://alenarterevista.wordpress.com/2009/03/22/natxo-zenborain-y-los-gamusinos-por-macias-berenguer-ivars/

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