21 de enero de 2011

Reclamaciones al maestro armero


Comprendo que se hagan edificios para la cultura y el arte; lo que ya no comprendo es que se queden una vez hechos vacíos y sin personalidad aparente, grandes contenedores  para Nemo y con gestores durmientes en su mayoría
El arte y la cultura pierde espacios y el individuo deja de crecer culturalmente, para ser un mero consumidor de lo que le pongan delante.
Las capacidades del pensamiento y la reflexión se van olvidando para que muchos sigan vegetando, en un organigrama de continua y sibilina destrucción de lo que pudiera acercarnos a otras formas de pensamientos.
Disfruto con algunas exposiciones, cada vez más, contadas con los dedos de una mano, mientras soporto bastante basura –literal-, que no figura literaria, desparramada por grandes salas, casi siempre vacías de personal.
Obras que si fueran efímeras no tendría mucha importancia, pero en vez de eso, algunos comisarios quieren venderlas como arte.
Antes los vendedores sacaban su mercancía y su gran palabrería para contar excelencias de sus productos, luego se descubría que tras las maravillas contadas del producto no había nada.......algunos vendedores de arte valdrían muy bien para vendedores de cualquier producto; con o sin ningún tipo de calidad.
PD: Escarbando debajo del  asfalto igual encuentras algo más valioso

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