De vuelta por el blog; a veces el tiempo parece detenerse, o más bien no tener conciencia de él, mientras los diversos procesos (mentales y manuales) fluctúan entre sí para la creación de nuevas obras. La conciencia del no tiempo en la creación es un paradigma, aunque el reloj siga su curso para el que fue creado.
Tantos momentos en un silencio de calma, en una especie de vacío, donde ni siquiera importan las coordenadas geográficas como referentes, alejado de las corrientes normales, de los intentos fallidos del hombre por controlar su terrenal espacio temporal.
Son conceptos y “normas” que se diluyen velozmente, cuando en el silencio de la concentración, otros organismos interiores empiezan a trabajar en mi cerebro para la construcción y finalización de otras formas de hacer y adquirir resultados tangibles para el resto.
Es bueno poder desconectar de los estímulos del exterior común, para poder hablar y expresarse de múltiples formas, desde el interior del ser humano.
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