El crítico de arte en la sociedad actual

Entre los correos que van llegando, me han confirmado: que no merecía la pena ni deciros -de hecho en ningún momento lo he comentado- que por cuestiones de mi estancia en diversas webs de arte, y teniendo en cuenta que andaban buscando a “los mejores” (SIC??) mediante votaciones directas de los implicados…..me ha llegado de una de estas paginas lo que en teoría ya suponía:

“………… nos ayudase a identificar con antelación a los creadores que pudieran ser relevantes dentro de diez años ha concluído en fracaso. Un aluvión de correos indiscriminados -y sugeridos por algunos, muy pocos, ventajistas-, votándose a sí mismos de forma fraudulenta,  nos ha hecho renunciar a la publicación de cualquier lista. El incidente nos ha convencido, también, de que no era el mejor camino para alcanzar el objetivo propuesto…..”

 La condición humana de intentar influir o sobresalir hace que como dice la nota…” indiscriminados -y sugeridos por algunos, muy pocos, ventajistas-, votándose a sí mismos de forma fraudulenta, “

 No espere el lector que les informe de donde se puede votar por este autor, pues francamente de esos reconocimientos “partidistas” no soy amigo, y si del trabajo continuo, desde el Estudio.

 Pero el motivo de la entrada de hoy era el presentaros algo de lo que en algunos textos he tratado:

El papel del crítico de arte en esta sociedad actual:

Ha sido el tema tratado en unas ponencias de la Fundación Oteiza y francamente no difiere mucho de lo que hayas podido leer por este lugar.

 Con lo cual a modo de abrir boca os dejo con algunas preguntas y comentarios publicados tanto en el Diarios de Navarra como en el Diario de noticias:

 Perlas entresacadas de: La entrevista Ángela Molina: (Colaboradora en las secciones de arte y literatura de El País y directora de la revista de arte y pensamiento Art&Co)

 "Los políticos no pueden gastar en arte porque lo hacen de una manera obscena"

 Dice que la crítica vive en un estado de "intolerable agonía"...

Sí, porque la crítica ha entrado en el sistema del consumo, se ha convertido en un objeto de consumo como lo puede ser también un tiburón en formol. Y es hora de que el crítico se emancipe del poder. Porque, en general, se ha acabado haciendo una crítica irrelevante, subsidiaria de unos ciertos valores ya establecidos.

¿Desde cuándo ha entrado la crítica en este estado de agonía?

Ha apuntado al tema de la educación, ¿falta una buena formación para las personas que aspiran a ser críticos de arte?

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Y usted propone que esas voces que ejercen la crítica renueven su vocabulario, ¿a qué se refiere?

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Aunque a veces esto no interesa.

No le interesa al sistema, porque al sistema le interesa que la gente se adocene, que no piense, que no vote. Y el poeta siempre es aquel que pone en evidencia, que le mete el dedo en el ojo al poder. Es el ser más libre. Y traducido en términos reales, hoy en día es el crítico, desde cualquier tribuna.

¿Qué requisitos debe tener el crítico de arte?

Debe ser una persona que no solamente venga del mundo de la Historia del Arte, que venga de la crítica del teatro, de la filosofía, de los estudios del post estructuralismo... una persona que tenga un bagaje teórico importante, que haga activismo, es decir, que sea independiente y que se haya emancipado de esta espiral consumista. El crítico es un intelectual, una persona que crea valores simbólicos. Pero no es un artista, ojo, que a veces esto se confunde. El crítico es un hombre o una mujer que está dispuesto a vivir en la más absoluta soledad, porque realmente no se hacen muchos amigos en esta profesión; y tiene que estar dignamente pagado por su medio de comunicación, para que se centre solamente en esto, porque si no, empieza a diversificar su trabajo, a hacer comisariados para una institución, con lo cual luego no puede criticar a esa institución. Toda esta confusión es mala para el crítico. El crítico debe dar siempre un paso atrás del escenario, observar, ser generoso y capaz de crear un discurso

 

La cultura es negocio.

Sí, la cultura se ha metido en esta dinámica del capital y alguien tiene que hacer algo. Por eso el crítico debe ser el pepito grillo, el bufón, la persona que molesta. Eso hay que reivindicarlo. Porque claro que el arte tiene que ser accesible a todo el mundo, eso es importantístimo. De lo que yo estoy en contra es de la masificación. Primero, porque es incómodo ver las obras de arte así. Y luego, es que la gente sale más ignorante de lo que entra, porque al fin y al cabo entrar en un museo es hacerse preguntas. Y salir con la sensación de que sabes cada vez menos, eso es fantástico. Pero las pinacotecas, los grandes Guggenheims y las grandes franquicias... esto es populismo nefasto, dinero gastado a espuertas.

¿Y cree que es posible recuperar lo perdido?, ¿es optimista en este sentido?

La entrevista completa realizada por Paula Echeverría, la tenéis a vuestro alcance en http://www.diariodenoticias.com/ediciones/2009/05/27/mirarte/cultura/d27cul72.1607373.php

Pero tranquilos que ninguno de los causantes de este desinterés:

 -Políticos ejerciendo sin niveles culturales, comisariados beneficiosos para el bolsillo particular y críticos del cuento(-por lo que cuenta) cada vez más pronunciados a vivir sin sobresaltos, por mantener status caducos, se dará por mentado…..pero es lo que tenemos gracias a teledirigir todo; sin ningún espacio crítico o personas con conocimientos que diga lo que en verdad les sugiere lo que ante sus narices tienen, prefiriendo por intereses creados y pecuniarios el presentarnos al vulgo, con pompa y boato :–"fantasías animadas de ayer y hoy” (esto se lo he sacado de los dibujos animados de la Warner Bros ….). y a veces la obra (si existe) se queda en una sarta de palabrerías repetitivas, para bendecir a un arte de Nemo.

PD: Todo grupo de poder religioso, social o económico necesita con sus recursos tener un artista al menos (Todo lo pueden comprar y parece que da un toque “cultureta” a la “organización”) ….aunque algunos sean malísimos o simplemente copistas de anteriores en periodo de cocción  y “sus” comprados críticos digan maravillas, adornando el bodrio de Nemo de turno, para luego pasar por caja.